Por: Camilo Cartagena
Mezcla de sonidos auténticos con folclor llanero
Desde las orillas del Río Cusiana se escuchan los acordes de una bandola. Este instrumento es una insignia para el municipio de Maní, Casanare, de donde es oriundo Fabio Andrés Quintero Walteros, más conocido como ‘El Yopo’, un artista que lleva el joropo en las venas y que ha transportado la música de su territorio a otras dimensiones, incorporando sonidos auténticos a ritmos tradicionales.
El talento y originalidad de El Yopo han permitido que sus composiciones lleguen a otras regiones de Colombia y a recorrer Sudamérica. Su inspiración para componer nace a partir de las experiencias de vida y a la necesidad de darle voz y representación a las comunidades de su pueblo que, como en gran parte del país, se han visto profundamente afectadas por la violencia, por la corrupción y por ser excluidas injustamente.
Fabio afirma que “El Yopo nace en honor a todas esas culturas originarias que han resistido durante generaciones en el llano y que prevalecen gracias a sus costumbres y tradiciones, para enseñarles a los nuevos llaneros lo que realmente importa y merece valor, reconocimiento y respeto, como lo es la tierra y lo ancestral”.
Origen e identidad
‘Yopo’ es una palabra de diferentes culturas originarias de la región llanera como los Achagua, los Kuiba y los Guahíbos. En español significa ‘corazón’ y representa la esencia y el bagaje cultural de las comunidades ancestrales del llano. “Con el paso del tiempo, y al irme acercando más a la historia de mi pueblo y a su identidad, tuve una experiencia muy importante y una revolución espiritual. Gracias a eso escribí una canción que fue mi tema de ‘iniciación’ y terminé firmándola inconscientemente como El Yopo y no como Fabio Quintero. De ahí en adelante nace toda una idea e intención de devolverle toda su majestuosidad a nuestras culturas originarias y de reivindicar todos esos derechos que se les han arrebatado. Yo busco darles voz a través de mi música y de mi canto”.
Fabio manifiesta que sus composiciones parten de lo que va sintiendo y que su música se basa en las experiencias de vida. Sus letras están definidas y hablan acerca de las problemáticas o de las manifestaciones culturales de su pueblo y van dirigidas a la “necesidad de expresar aquello que nadie más ha podido contar”. “Siempre tengo definido lo que voy a decir, porque eso le nace a uno. Es como cuando uno está enamorado o despechado y le canta al amor o al desamor. Igual pasa cuando uno ve situaciones en los barrios o en los lugares donde uno se encuentra y percibe esos problemas económicos o sociales y sabe que tiene que hablar de eso”, expresa El Yopo.
Fotos por: Natalia Roa López
Fusión y estilo
A lo largo de su carrera, El Yopo ha ido estudiando otros géneros musicales que le han permitido fusionar sus orígenes y mezclar su cultura con otras. “Mi papá me inscribió en una academia donde el enfoque era más acercado a la música comercial de Estados Unidos, entonces allá escuchaba mucho rock, pop y hasta música clásica. Eso hizo parte de mi construcción personal y empecé a tocar blues y lo fui incorporando a mi estilo, a mi personalidad y a mis gustos”, afirma.
El Yopo se define como “una mezcla de muchas cosas: “soy lo que escucho, soy lo que veo y lo que siento. Yo veía que en mi pueblo se presentaban muchas injusticias y también reconocía en el rock y en otros géneros de protesta la representación y la manifestación de la rebeldía que reivindica a esas minorías y comunidades excluidas. Eso me identificaba”. Además, expresa que ha sido impregnado por todos esos sonidos que viene de afuera porque ha tenido un enorme acercamiento con la guitarra eléctrica, aunque reconoce que el joropo ha sido su ‘columna vertebral’ y la música que ama y admira profundamente.
Desde ahí nace la propuesta denominada ‘joropo alternativo’, la cual se condensa con otras manifestaciones y procesos de músicos que han creado sus propios proyectos de fusión del joropo en lugares como Arauca o Venezuela. “Todo ese conocimiento tenía que confluir en algo, aunque nunca se planeó. Cuando uno compone desde el sentimiento y desde la honestidad, eso se va a reflejar en la esencia. Yo soy una fusión del llano, del campo, de la tradición del territorio con un toque de urbanidad, de la academia, de la calle y su rebeldía; eso se ve plasmado en mis canciones”, expresa El Yopo con orgullo.
Fotos por: Natalia Roa López
El arte como ‘detonante’
La evolución musical de El Yopo ha sido culturalmente muy importante para su región. Él reconoce que, a pesar de no ser una ‘súper estrella’ de la música, su carrera como artista independiente es lo que lo diferencia de los demás. “Por la naturaleza de mi proyecto tan irreverente, se ha producido mucha controversia en Maní, mi pueblo. Gracias a mis letras surgen debates y conversaciones alrededor de lo que quiero plantear; ahora se habla de la crisis económica, del maltrato al medio ambiente y a los animales, del coleo o sobre la exclusión a las minorías como la comunidad LGBT en el llano”, afirma.
Considera que el arte es el detonante para que se generen espacios de reflexión y se toquen temas delicados que en otros espacios sería imposible discutir y que construyen territorio. Para él “siempre se dan esos pensamientos desde un artículo que alguien escribe, desde un libro que alguien publica, desde una canción que alguien compone o desde una pintura o una poesía”.
El Yopo sabe que está desempeñando un papel muy importante desde hace algunos años. Su manifestación musical ha despertado gran interés dentro de su comunidad y es un canal para expresar las historias de las minorías olvidadas y de los pueblos indígenas que tienen una historia para contar, unas demandas y unas exigencias. “También es una posibilidad para que las nuevas generaciones que no se sientan tan identificadas con el ‘llanero tradicional’ vean en mí un ejemplo de que se puede hacer cosas diferentes y que causen un verdadero impacto dentro de nuestros territorios”, manifiesta.
Un embajador que ‘echa chispas’ con su bandola
A donde quiera que vaya, El Yopo impresiona por su virtuosismo con la bandola y por su estilo de cantar música llanera. Él reconoce que su propuesta ha dado de qué hablar y “ha generado muchas incomodidades, sobre todo en las mafias y en las oligarquías que mantienen el sistema”. El Yopo siente que dentro de los ‘antiguos llaneros’ se han originado muchas preguntas y hoy lo ven como una alternativa, a pesar del purismo que aún existe en muchos ámbitos. “Soy una persona igual a ellos que está haciendo cosas diferentes y que de alguna manera está sobreviviendo y causando otras impresiones”, considera.
La trayectoria musical de El Yopo demuestra que es posible trascender de manera independiente. Su música ha llegado a países como Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú y Chile, donde han recibido su propuesta de buena forma. “A los lugares de Sudamérica donde he viajado la gente se interesa por el origen de mi música; preguntan cómo es el llano, se cuestionan sobre las similitudes y semejanzas culturales entre los pueblos y, además, valoran mucho la interpretación y el estilo propio. Creo que me ven como un artista auténtico y por eso valoran lo que hago y quieren ver cómo toco la bandola y ver mis manos ‘echando chispas’”, afirma.
‘De la Sabana Directo’
Dentro de los objetivos de El Yopo está el crecimiento profesional y la evolución espiritual para seguir conociendo sus raíces y su historia. Él prefiere ‘vivir en el presente’ y no planificar nada, pues considera que el futuro es muy incierto y la pandemia es un ejemplo de que ‘cualquier cosa puede pasar’. “Tengo ideas que quiero hacer realidad, como, por ejemplo, sacar un nuevo disco, seguir viajando y así poder llevar mi música a otros lugares donde no me conocen o no conocen la música llanera”.
Por ahora, Fabio piensa en el lanzamiento de su nuevo EP: «De La Sabana Directo«, realizado en Yopal, donde expone letras alusivas a la realidad de su pueblo y llama a la toma de conciencia sobre las problemáticas ambientales que se presentan en estos territorios del oriente colombiano. Este EP viene acompañado de 5 videos producidos en vivo con el formato criollo del joropo y desarrollados entre la estética vintage y clásica de un espacio natural a la ladera del río Cravo Sur.
“Quiero seguir haciendo música, tocando la bandola, tocando los corazones de la gente que me escucha y que está pendiente de mi trabajo. Mi deseo es conocer todo el llano y seguir dignificando a mi pueblo. Realmente ese es mi propósito”, concluye El Yopo.
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